viernes, 1 de julio de 2011

¿Eso es libertad?

Como un batacazo me cayó el despido de Rosa María Palacios de América porque su programa era el único que hacía gala de crítica, sensatez, moderación y severidad. La verdad, parecía un lunar en el canal -y en toda la señal abierta, valga la aclaración-, cuyos noticieron plagados de atropellados, vedettes, cantantes de cumbia y amarillismo del peor me da dolor de estómago. Y resulta que la causa no es otra que política. ¿Exactamente cuál? No se sabe.

En plena campaña electoral el grupo El Comercio (dueños de El Comercio, Perú 21, Trome, América TV y Canal N) se puso sin ninguna vergüenza la camiseta anaranjada, tomando partido por la candidata del ladrón y asesino preso en la DIROES, que apenas hace 11 años los tenía contra las cuerdas a punta de intervenciones de la SUNAT y medidas cautelares de jueces lacayos. Miren estas portadas del 4, 7 y 8 mayo:




El nueve de mayo, El Comercio y Perú 21 se alegran de que Keiko haya pasado al primer lugar. Hasta ese momento, nunca había salido del segundo puesto.

Portadas de El Comercio el 11, 12 y 13 de mayo: Humala arremete contra el periodismo, su partido ahonda incertidumbres, y cae la bolsa. ¿Titularán algún día "El Grupo El Comercio arremete contra el periodismo"?


Más portadas de Perú 21, el verdadero caballo de batalla de la campaña de demolición del grupo el Comercio (todas de la segunda y tercera semanas de mayo, cuando la tendencia al alza de Humala ya se mostraba en las encuestas, aunque no se podía publicar por impedimento legal):









Conforme se acercaba la fecha de las elecciones, el grupo El Comercio arreció en su guerra sucia: echó de sus puestos a personas que no comulgaban con su entusiasmo: Laura Puertas y Patricia Moreno (directora periodística y conductora de Canal N, respectivamente) y contrató a Bayly en papel de mercenario para demoler a Humala. Esfuerzos costosos pero inútiles. América TV todavía se dio el afán de vetar un programa que Mario Vargas Llosa iba a conducir ad honorem para contrarrestar el de Bayly, lo que motivó la renuncia del escritor a seguir publicando su afamada columna Piedra de Toque en El Comercio, y la publicación de una carta en la que cubrió de vergüenza a ese diario. El día de las elecciones ya se sabía que Humala llevaba 5 puntos porcentuales sobre Keiko; Perú 21 tuvo esta portada, casi una súplica:
Pero Ollanta Humala ganó, se hizo presidente contra viento y marea. Entonces..., entonces..., no sé qué se desató entonces. El mercenario Bayly dejó el programete que conducía, ya carente de objeto, el grupo El Comercio se quedó sin santo que adorar, se propuso ver la paja en el ojo ajeno y en esas anduvo hasta que Rosa María tuvo que salir, ¿por qué?

Curioso el concepto que tiene el grupo El Comercio de lo que es la libertad de prensa: si ellos insultan, agravian, injurian, si dan cabida en primera plana a testigos falsos, a gente que afirma infundios y que desaparece luego, está bien, es parte de su libertad. Si echan a periodistas que no opinan como los dueños, está bien, es parte de su libertad. Y sin embargo, acusa el presidente electo de ser una amenaza para la libertad, para la prensa, para ellos, acusan a quien no ha hecho nada para darles semejantes argumentos de lo que ellos mismos representan: la censura al que no comulga con las ideas propias, el cierre arbitrario de un medio de información, los oídos sordos al público (mis comentarios en las ediciones on line de esos diarios, si eran sobre temas anodinos, aparecían, si eran sobre elecciones o sobre la postura de los medios, no), el chantaje vía portadas, el insulto gratuito. Ahí están las portadas, a ver, niéguenlo.

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