viernes, 29 de julio de 2011

Amy

Me ha dado muchísima pena la muerte de Amy Winehouse. ¿Y por qué habría de darme pena? Porque su música era hermosa, porque sabiéndose atrapada en un callejón sin salida, lejos de rendirse usaba esa tragedia para transmitirnos sensaciones únicas con su extraordinaria voz. ¿Y aun sí, por qué habría de darme pena, si hay otras cosas que la merecen más y no me da nada? No estoy muy seguro. Será que a Amy la sentía cerca cada vez que escuchaba sus canciones, será que su manera única de cantar me hizo sentir simpatía por ella, será que sus letras derrotadas, resignadas a veces, describían cosas que yo también sentía. Será, será. Ahora ha muerto y me ha dado pena. Y desde el sábado no he vuelto a escuchar una canción de ella…, temo que no la vaya a sentir cerca de nuevo.

Hasta siempre, Amy.

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