sábado, 3 de septiembre de 2011

Por una silla

Yo no debo ser el único que tiene una silla averiada. Tampoco soy el único que, como manda el sentido común, acude a la administración para que la reparen o reemplacen. Y como imaginan, tampoco soy el único que tiene la sensación de haber hablado con una pared.

Sí, mi silla está averiada y tengo que usar una prestada de otra oficina mientras solicitaba otra. El señor Davis, administrador, me dijo lo que era previsible que dijera: no hay. De esto hace ya unos días. Es el caso que por razones que no vienen al caso tuve que ir al sótano del edificio, donde yacen apiladas decenas de sillas averiadas. Mirándolas descubrí dos sillas del último lote recibido, hace cosa de un año: una tenía el espaldar descuajaringado y a la otra le faltaba una de sus cinco patitas. Sí, pensé lo mismo que ustedes, unimos la parte inferior de una con la superior de la otra y listo, silla 'nueva' para mí. Se lo dije al administrador, que conmigo estaba:

- Señor Davis, ¿se puede mandar a hacer eso?
- No, flaco, no se puede.
- ¿Y por qué no se puede? Es fácil, en vez de dos sillas averiadas queda una.
- ¿Tú crees -me respondió con aires elevados- que eres el único que piensa? ¿Crees que a nadie más se le ha ocurrido? ¿No sabes que está prohibido?

Viéndome tratar como si hubiera preguntado si la Tierra era redonda, volví a la carga:

- ¿Y porqué está prohibido?
- ¡Porque no se puede, pues! Los de inventario tienen inventariado todo esto, y si hago eso me meto en un lío del carajo.
- Pero si es fácil -yo sigo jalando la pita-. Lo hace y les informa. Hasta tiene mérito para usted, en vez de dos sillas rotas, tiene una.
- Pero tú no entiendes -ya alzaba la voz, recuerda siempre que quien alza la voz es el que no tiene la razón-. Si ellos ven que no coincide el código de barras con lo que tienen me abren proceso administrativo.
- Ah, entonces no se puede.
- No pues, flaco, no se puede.
- Pero yo sigo sin silla.
- Ya vamos a ver.
- ¿Qué vamos a ver?
- Cómo jodes, ya vamos a ver cómo arreglamos tu asunto-. Todo el mundo sabe en el Poder Judicial que "ya vamos a ver" es la forma coloquial de mandarte a la mierda.

¿Así actúan todos los administradores, o en Alimar nos sacamos la rifa? ¿A quién reclamamos? De veras no tengo ni tiempo ni ganas de averiguar. En cambio tengo la triste certeza de que actuando mediocremente te la pasas lindo. El administrador está tranquilito porque no se va a 'ganar un lío' con los muchachos de inventario, los de inventario no abrirán proceso al administrador por los códigos de barra, las sillas seguirán en el almacén hasta podrirse, mi silla seguirá averiada, y todos felices; todos menos yo, claro, que sigo con silla prestada.

Sí, sí, ya sé que es normal que el Poder Judicial sea incapaz de reparar mi silla o darme una nueva, ¿pero debería ser así?, ¿deberían ser 'normales' esas ineficiencias? No tengo ganas de detenerme en ello, al fin y al cabo, yo no debo ser el único que tiene una silla averiada y tampoco el único que tiene la sensación de haber hablado con una pared.

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