martes, 27 de julio de 2010

Fokker F-60 MPA para la Aviación Naval

Vamos a inaugurar una nueva sección de este modesto blog.  Creo que en alguna parte he escrito que tengo múltiples aficiones y la aviación es una de ellas.  Sin embargo, advierto que no soy experto.

El 4 de junio la Aviación Naval Peruana recibió dos nuevos aviones de vigilancia marítima Fokker F-60 MPA.  Se trata de un turbohélice bimotor, cuyo diseño básicamente es una versión del Fokker F-50, con el fuselaje alargado para albergar hasta 60 pasajeros.  Se trata del último diseño del fabricante holandés antes de su quiebra en 1996, y sólo se construyeron cuatro unidades (U-01 a U-04). Estas fueron adquiridas por la Real Fuerza Aérea Holandesa y destinados a tareas de contramedidas electrónicas, para lo cual se le incorporaron barquillas (o pods, en inglés) en los extremos de las alas y en la cola; fueron denominadas Fokker 60 UTA-N.

En 2005, dos de estas unidades (U-01 y U-03) fueron convertidas en unidades de vigilancia marítima, pasando a denominarse Fokker 60 MPA.  El 2007 la Real Fuerza Aérea Holandesa retiró de servicio a los cuatro Fokker 60 y los ofreció en venta.

El Fokker 60 MPA con bandera holandesa. Esta es la unidad U-03. Nótese la barquilla en el extremo del ala
Por su parte, la Aviación Naval de la Marina de Guerra del Perú carecía de aviones de vigilancia marítima especializados desde la pérdida de los dos Fokker F-27 MPA en los años 80 (uno de ellos con el equipo de Alianza Lima).  La Aviación Naval realizaba esta tarea con dos aviones Fokker F-27 civiles, que evidentemente no tienen el equipamiento necesario para ese rol y que acusan deterioro debido a alta salinidad.

Perú adquirió las unidades U-01 y U-03, es decir, las aeronaves convertidas a la versión MPA, y les asignó las matrículas AE-563 y AE-564 respectivamente.  Llegaron al país el 4 de junio y ya deben estar en servicio.  Se trata de un importante salto cualitativo en la capacidad operacional de la Aviación Naval porque no sólo son aviones relativamente nuevos, sino que están equipados especialmente para la vigilancia marítima, y el soporte está a cargo de Fokker.  Más bien sería interesante que Perú decidiera comprar los otros dos Fokker F-60 UTA-N que Holanda tiene en venta, no sólo porque lo necesitamos, pues la Aviación Naval requiere al menos tres aviones para cumplir cabalmente su tarea (dos es lo indispensable) y uno más para funciones de inteligencia electrónica, que ahora está a cargo de un Fokker F-27 civil, sino porque así contaríamos con el parque completo de este excelente avión, único en el mundo.

Larga vida a los MPA.

El U-01 con escarapela peruana, pero sin matrícula.
Ahora sí, el U-01 con pintura de la Aviación Naval y con
matrícula AE-563. Ya no tiene barquillas en las alas.
El bulto en la panza alberga el radar de vigilancia marítima.
El U-03, ahora AE-564, realiza un vuelo rasante de demostración.

miércoles, 21 de julio de 2010

¿Viva Google Books? Sí, ¡viva!

Hace unos años Google se propuso una tarea faraónica: indexar todos los libros del mundo y ponerlos en internet. Firmó acuerdos con asociaciones de editores para obtener los permisos respectivos y con bibliotecas para las obras que sean de dominio público. En efecto, comenzó a escanear los libros y el 30 de junio de 2006 debutó Google Books.

El anuncio inmediatamente disparó todas las alarmas de las poderosas editoriales norteamericanas, de algunos gobiernos, como el alemán y el francés y, sobre todo, de la competencia, Amazon, Yahoo y Microsoft, que se oponían tajantemente a la iniciativa con los argumentos de que se crearía un monopolio y que los derechos de autor serían violados. Pero el meollo del asunto es que los libros mueven una industria de miles de millones de dólares. De ahí la oposición encarnizada de editores, asociaciones de escritores, y competencia.  Microsoft y Yahoo también tuvieron proyectos para digitalizar libros y venderlos, pero fracasaron.

Naturalmente, Google venderá los libros que escanee, pero aquellos que se encuentren ya sin protección de derechos de autor, o sea, los editados hasta 1923, son gratis. ¡Gratis! Considerando que escanear un libro cuesta unos diez mil dólares, el beneficio es enorme. ¿Google lo hace por altruismo?  Claro que no, se trata de un negocio. Los libros que sí pagan derechos de autor sostendrán el costo y dejarán ganancias.

Pero a los que gustamos de la lectura, a escuelas y universidades esto sólo puede significar buenas noticias. De buenas a primeras la escuela estatal N° 64011, donde estudié la primaria, tiene acceso a todos los libros de la biblioteca de la universidad de Oxford, de la Biblioteca Nacional de Austria, de las bibliotecas de la universidad Complutense de Madrid, de Harvard, y de cientos más que han firmado acuerdos para que sus libros sean escaneados. Todo gratis. A ver, el Quijote, todo el Siglo de Oro español, el mejor realismo ruso, el romanticismo francés, las tradiciones de Ricardo Palma, todo, a unos cuantos clics.

"Desentierre un clásico.
Escoja entre cerca de un millón
de títulos de dominio público"


¿Y los libros por los que sí hay que pagar? Pues bien, hay que pagar por ellos, no hay otro remedio, pero tampoco es gran cosa. Los precios de libros digitales empiezan en un dólar y medio, una fracción de lo que cuestan en la librería. Sigue siendo un beneficio enorme. De modo que ojalá Google Books siga con su propósito, y sus opositores no se salgan con la suya. Ahora mismo un Juez de Nueva York tiene en sus manos el contrato que sustenta todo el proyecto, para determinar si viola o no los benditos derechos de autor. Ojalá tome una buena decisión.

P.D. Y para terminar, han de saber que Google se ha embarcado en otra tarea: indexar todos los periódicos del mundo... desde la primera edición.

viernes, 2 de julio de 2010

Penal al estilo Panenka

Hoy Uruguay venció a Ghana en la ronda de penales, tras un partido francamente de vértigo; en un minuto, el último, Uruguay pasó del borde del abismo a la gloria a través de una resurrección milagrosa para hacerse de la victoria en los penales.  Y el gol que dio la victoria al equipo uruguayo fue marcado por el Loco Abreu al estilo Panenka. ¿Al estilo qué? Ahí vamos.

La final de la Eurocopa de 1976, disputada en Belgrado entre Alemania Federal y Checoslovaquia, se definía por penales. Alemania iba en desventaja y el último penal era de los checoslovacos, e iba a ser pateado por Antonín Panenka.  El centrocampista tomó carrera, pero en lugar de rematar con fuerza, pica la pelota con un toque suave en la parte inferior, de modo que ésta describe un arco y lentamente ingresa por el centro del arco, mientras el arquero está vencido a un lado, sin posibilidad de reaccionar.  Vean el vídeo.



El gol, además de dar la Eurocopa 76 a los checoslovacos, fue muy famoso y forma parte de la historia del fútbol, a tal punto que desde entonces los penales así ejecutados se denominan "a lo Panenka".  Aquí van dos vídeos más, en el primero, Francesco Totti marca a Holanda en la Eurocopa 2000.



Y esta otra, en la que Zinadine Zidane convierte marca a Italia un penal a lo Panenka en la final del Mundial de Alemania 2006:



Tirar un penal de esta manera es, desde luego, muy riesgoso y exige no sólo el dominio de la técnica sino también sangre fría, pues la posibilidad de fallar es grande, más todavía si se juega lo que se jugó hoy en Sudáfrica.  Sin embargo, la belleza de un penal así ejecutado es suficiente aliciente para que grandes futbolistas lo intenten.  Y el Loco Abreu lo sabía.  Por eso lo hizo, sospecho.



(Aprovecharé para compadecerme del ghanés Asamoah Gyan. El penal que marró en el minuto 120 francamente fue el epitafio de Ghana. Ese balón desviado se llevó no sólo la clasificación, sino la autoestima del equipo, pobrecito).

Abrir y 'aperturar'

En la larga lista de cosas que detesto, la de la gente que habla mal es una de las que más me enerva.  Y buenos pleitos me he ganado por hacer notar las burradas que oigo de mis interlocutores.  Por ejemplo, es común en los fueros judiciales oír 'aperturar' por abrir.  Es decir, el sustantivo 'apertura', cuyo significado es 'acción de abrir', es utilizado como verbo para designar el inicio de un proceso penal. Ejemplos: "A fulano le 'aperturaron' proceso", "ordenaron 'aperturar' instrucción", "el proceso 'aperturado' ayer".

Y esta burrada es moneda común no sólo en secretarios y asistentes, sino también en jueces y vocales dizque doctos, que suscriben autos conteniendo -entre muchas otras perlas, muchísimas- el "verbo" de marras.  De modo que, siguiendo este razonamiento, en estos días lluviosos sería válido decir "por favor, 'apertúrame' la puerta, que me mojo" o, al alimentar a mi hijito, "a ver, 'apertura' la boca, pequeño".

El error tiene su génesis en el nombre dado a la resolución que da inicio a un proceso judicial: Auto de Apertura de Instrucción.  Entonces, el acto de abrir instrucción pasó a denominarse 'aperturar'.  De la jerga judicial al habla coloquial no hay mucho, y de ahí al formal (si es que tienen habla formal quienes usan este "verbo") fue todo un sólo paso.  Y todo esto por falta de formación en el idioma.

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