jueves, 12 de octubre de 2023

Volvemos al ruedo

Luego de una larga pausa, vuelvo a publicar por acá. Ya nos vemos.

Julio Reátegui

jueves, 4 de mayo de 2017

Dice Napoleón sobre la autoridad

Acabo de leer las Memorias de Napoléon, escritas por él mismo desde su exilio en Santa Elena, de donde tomé esta cita:

"Porque el deber del soberano es hacer ejecutar las leyes: Toda transacción con el delito viene a ser otro delito de su parte. El derecho de perdonar no se debe ejercer jamás con los verdaderos delincuentes: es menester reservarlo para aquellos infelices que la ley condena a veces a pesar de la consciencia."
Pág. 96 .

Pues sí. Cambiemos "soberano" por gobernante, pero la función es la misma: su deber es ejecutar las leyes, y faltar a ese deber es una transacción con el delito.

Algo que deberían leer todos los que abogan por el indulto de cierto ponja preso por asesino y ladrón, que pide clemencia pero sigue diciendo cada que puede que es inocente. O sea...


lunes, 13 de febrero de 2017

Todos, todos, todos.

Captura: El blog de Julio Reátegui

Revisando la prensa al final de la jornada laboral, veo en RPP una que me deja descorazonado: todos los expresidentes vivos tienen problemas con la justicia.

Y sí, pues, todos. Francisco Morales Bermúdez fue un dictador, ahora condenado en Italia por la desaparición de 20 opositores en el marco de la Operación Cóndor. El problema para este felón es que esos desaparecidos tenían ascendencia italiana. Por eso fue juzgado allá. Y aunque ha clamado que no sabe por qué le condenaron, la verdad es que está bien enterado: dos pedidos de extradición fueron desatendidos por el Estado Peruano, uno por Alan García, el otro por Ollanta Humala.

Los líos judiciales de Alan García no son nuevos. Ya desde el fin de su desastrozo primer gobierno le acompaña la acusación de que se enriqueció ilícitamente. nunca respondió. Se acogió a la prescripción mientras vivía en París, nadie sabe de qué, y volvió a ser presidente. Como la primera vez, las acusaciones de corrupción le persiguen de nuevo.

De Alberto Fujimori qué podemos decir, el más corrupto de la historia del Perú. Y también el único que está preso. Su nombre siempre será asociado al saqueo del Estado, al populismo, a la prensa chicha, a Vladimiro Montesinos y a la demolición de las instituciones, junto con el robo descarado de los fondos públicos. También con la cara dura de decir que es inocente.

Alejandro Toledo es una gran decepción. Llegó a la presidencia enarbolando la banderas de libertad y honradez y tuvo un buen gobierno, a pesar de sus desaciertos mayúsculos, principalmente con el asunto de su hija extramatrimonial y su afición a mentir. Pero al final resultó igual de corrupto que aquellos a quienes denostaba. Este es el que más me decepciona, porque después de una década oscura él representaba muchas cosas para el país.

Nunca esperamos que Ollanta Humala fuera un gran presidente. Fue elegido sólo porque elegir a Keiko hubiera representado volver a la década ignominiosa de su padre. A él sólo le pedimos en esa elección que no la friegue. Y no la fregó, al menos no tanto. A la fecha de hoy es el único que todavía no tiene una acusación en su contra. Pero creo que no tardará.

Y sí, pues, todos los expresidentes vivos tienen líos con la justicia. Todos. Esa es señal clara de que el sistema político del país no funciona como debiera. El Congreso no es contrapeso del Ejecutivo; el Poder Judicial no es capaz de sancionar a quienes violan la ley (ahí está Comunicore, ya prescrito) ni es inmune a las presiones del gobernante de turno. Y así, el estímulo de hacerse rico desde el puesto presidencial tiene pocas consecuencias políticas y judiciales.

Ahora se habla de aprovechar la oportunidad del escándalo Odebrecht para sentar bases adecuadas contra la corrupción. Pero ya vivimos esa época. Cuando se destapó la podredumbre fujimorista hablaron de lo mismo. Se ha encarcelado a mucha gente, incluso al jefe de la banda, pero nada hemos aprendido. Toledo, García y Humala se han sumergido en la misma letrina que Fujimori, no a escala similar, pero el fondo es el mismo.

Y pensar que fuimos nosotros quienes los elegimos. Yo voté por Toledo contra Alan García; por Alan García contra Ollanta Humala y por Humala contra Keiko Fujimori. En su día los tres parecían mejor que el contrincante para evitar lo que vivimos con Fujimori. Pero los resultados están a la vista.

En fin, se puede escribir más al respecto, pero es vano.

Como contrapartida, más pena da pensar que los dos últimos presidentes que jamás tuvieron líos con la justicia está muertos. Belaúnde y Paniagua. Debería ser al revés, ¿no?

miércoles, 18 de enero de 2017

Sobre la estatua de Pizarro

Foto: Wikipedia
Cada enero es lo mismo, con el aniversario de Lima vuelve el recuerdo de Francisco Pizarro y la discusión acaba en el mismo tema, la ubicación de su estatua ecuestre en Lima.
Hoy RPP publicó un artículo titulado "Francisco Pizarro cabalga hacia el olvido en Lima, la ciudad que fundó", en referencia a la consabida estatua que ahora se ubica en el Parque de la Muralla (para otra entrada queda el asunto del nombre de ese parque, que esa no es una sección de la muralla de Lima, sino un muro de contención para el río). El asunto es que las opiniones de los lectores se dirigen casi unánimemente a insultar y maldecir a Pizarro, a culparle de todas nuestras desgracias y a pedir incluso que su estatua sea puesta en una cárcel. De modo que expresé mi opinión en la sección de comentarios, en el sentido de que todos cometen el error de juzgar a Pizarro y a su tiempo con ojos actuales. Nada más equivocado. Acá está mi opinión:

"La conquista de América siempre será objeto de opiniones encontradas. Hasta ahora, la simple ubicación de una estatua genera disputas. En México pasa lo mismo con Cortés.
Sin embargo, no debemos perder la perspectiva. Pizarro vivió en una época muy distinta a la nuestra, con otros valores, otra visión del mundo, y no debemos juzgar sus actos según nuestros tiempos. Desde el punto de vista actual, muchas de sus acciones nos parecen horribles e injustificables, pero realizar un juicio a un personaje del siglo XVI desde la visión de nuestro siglo XXI es muy injusto y siempre nos llevará a conclusiones equivocadas. Pizarro actuó como su sociedad esperaba que actuara, y lo mismo hubiera hecho cualquier otro en su lugar, sin ir muy lejos, ahí está Cortés con la conquista de México, y tantos otros españoles que en nombre de Dios y del Rey conquistaron América. Sus acciones aún cuando nos parezcan deleznables no fueron muy diferentes a las cualquier otro gobernante inca cuando les tocó conquistar a otros pueblos.
La historia es así. Debemos estudiarla y sacar conclusiones, pero jamás debemos olvidar el tiempo que nos separa, en el caso de Pizarro, casi 500 años. Nuestra sociedad ha evolucionado, hemos avanzado, los valores han cambiado y tenemos nuevos paradigmas que marcan lo que es lícito hacer. Pero no debemos usar esa vara para medir acciones que ocurrieron hace tanto tiempo. Y mucho menos para exaltar odios y pasiones sin fundamento."

viernes, 13 de enero de 2017

Sistemas que no funcionan...

Foto: aquí

El otro día, conversando con mi cuñado Pachurro, me contaba algo que me dejó pensando. Pachurro, igual que su hermano, vive en Florida, EEUU. El asunto iba así: a su hermano le pusieron una multa de tránsito, cualquier cosa, algo tan poco grave que lo olvidó. Pasó el mes que tenía de plazo para pagar y el día en que se acordó intentó remediarlo. Fue a la estación de policía a excusarse y ahí le dijeron que no había problema, pase por aquí, señor. Él fue a donde le dijeron y se dio cuenta de la situación cuando le pidieron que deje sus objetos personales en una cesta y se ponga el mono anaranjado que usan los reos allá. Quedó preso sin más trámitea la espera de su audiencia con un juez.

Como era se esperar, el juez le condenó. El hermano de Pachurro cumplió su sentencia tal como le dijeron, pagó sin chistar lo que debía pagar, y tengo para mí que jamás volverá a olvidar otra multa de tránsito, o de lo que sea. Es decir, el sistema funciona.

Por esos días, antes de Navidad, Hache, colega de escuela, embistió con su auto a un anciano y lo mandó al hospital. Hache estaba ebrio como una cuba, nada raro porque el hombre tiene un currículo nutrido en cuestiones etílicas, y además el viejo no era su primer atropellado. Le detuvieron un día y listo. Hubo proceso -como manda la ley-, pericia aquí, declaración allá y patatín, patatán.

La cosa es que el lunes siguiente Hache estuvo conduciendo su auto nuevamente. Ignoro cómo discurre el proceso, seguro va como dice la ley, y si es así cómo vamos a mandar a la cárcel a alguien por arrollar ebrio a un viejo, si no lo mató.

El problema es el mensaje que el sistema de justicia envía a la ciudadanía. Para la ciudadanía, Hache la sacó barata porque está libre. Y ahí lo ves, conduciendo su auto como si nada. Nadie le anula la licencia, nadie le embarga el automóvil, nadie le importuna con papeleos. El proceso avanzará, seguro pagará alguna reparación civil en cómodas cuotas, y listo, limpio de polvo y paja. Qué lindo es mi Perú.

¿Y el atropellado? Pues ahí está, y como no se murió, no es grave la cosa. Ya sanará, los moretones desaparecen, los huesos se sueldan solos, los raspones no dejan cicatriz.

El mensaje alto y claro es que el sistema no funciona, no nos protege. El mensaje es que si no matas a nadie, pasas por agua tibia. En otro lares no pagar una simple multa de tránsito supone que vayas preso hasta que te sentencie un juez. Y ni siquiera es un juicio con fiscal y abogado: estás solito delante del juez para que te declares inocente o culpable. El hermano de Pachurro se declaró culpable sin mucho trámite y sin dudar. Porque, en primer lugar, ¿qué iba a alegar, si la infracción de tránsito existe y el recibo está vencido? En segundo lugar, declararse inocente supone ir a juicio, donde -ahora sí- un Fiscal te acusará y necesitarás que te defienda un abogado, y eso cuesta. Al final del juicio igual te condenarán porque la falta existe y el recibo sigue vencido y, encima, la pena será más grave, por hacer perder tiempo al sistema de justicia sabiendo que eres culpable. Eso aparte de que la multa te dejará arruinado. No way, como dicen los gringos.

En cambio acá no es así. Nuestro sistema penal, plagado de procedimientos, requisitos y derechos para los malos, es ineficiente para sancionar casos pequeños como accidentes de tránsito leves e inexistente para cuestiones como las multas administrativas sin pagar: no hay ninguna sanción penal. Ni a INFOCORP te mandan. El sistema sencillamente no funciona.

- Oye, cuñado, ¿y qué pasa si allá atropellas borracho a alguien? 
- Te quitan el carro, te anulan la licencia para siempre... ¡y vas preso, pues!

Puro sentido común.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Un nuevo regreso

Antes solía publicar más. Siempre me ha gustado escribir lo que va pasando, lo que voy pensando. Pero he dejado de publicar porque cada vez encontraba más inconvenientes, la mayor parte de ellos sin importancia, claro; en el fondo, una especie de aletargamiento sin causa. Imagino que le pasa a todos. En estos años ha habido cambios en mi vida. Llegó el ocaso de una etapa, salió un nuevo sol, y el nuevo sol ahora se pone también. Y por alguna razón, siempre baladí, dejé de publicar, Ahora, viendo bien, no he debido dejarlo. Me hubiera gustado que leyeran lo que sentía cuando tocaba nubes, y como no lo hice tampoco escribiré lo que siento ahora que me toca estar en una sima.

¿Y sobre qué voy a escribir? Pues lo de siempre: lo que me gusta, lo que pienso y, fundamentalmente, lo que me disgusta, claro. No he perdido mi sentido crítico, eso jamás, aunque debo tener la ironía oxidada. Por otra parte, he aprendido a contenerme porque mi cargo no me permite tener la lengua muy larga. De todos modos, escribir aunque sea pequeñas notas es un jarabe que no falla cuando ciertos males aquejan. Eso y leer, otra afición que había en cierta medida aparcado. Y en el camino he perdido a los pocos amigos y lectores que tenía. Habrá remedio.

Este es, pues, un nuevo regreso. Starting over, como canta Lennon, Allá vamos.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Burradas periodísticas: las ballenas son peces



¿Con que las ballenas son peces? Curuisa burrada de La República en su versión electrónica de hoy.


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