Antes de que llegara la cerveza, me llaman la atención cuatro muchachos que suben al escenario, uno de ellos vistiendo jeans, ¿no estaban prohibidos?, seguro que se le pasó a Paddy. Qué raro, no habían anunciado ningún número para hoy, debe ser un grupito de esos buscando un contrato. El gordo de la silla contigua me dice que acaban de regresar de Hamburgo, parece que no les renovaron el contrato, o se cansaron de tocar ocho horas seguidas todas las noches en el Indra y en el Kaiserkeller. Entonces me parece recordar que una vez les vi allí, en medio de una pelea callejera, pero eran cinco, ahora son cuatro... tal vez no son ellos. En fin, comienzan a tocar. Tienen ritmo, parecen buenos, al zurdo le salen bien los temas de Chuck Berry. Lo malo es que más gente va llegando, un tipo delgado y medio pálido me ha pedido compartir mesa, este bar hace honor a su nombre, The Cavern, aunque más parece un hueco y yo que detesto la aglomeración de gente....
Estoy a punto de irme, pero la música está buena. Sólo el baterista va un poco flojo... Escucharé un rato más, quién sabe si los vuelva a ver, cómo se llamarán, pienso en voz alta. "Los Beatles -me contesta el gordo de la silla contigua-. Vaya un nombre, me gustaba más como se llamaban antes". ¿Los Beatles? Lo anotaré, a lo mejor pronto saquen un disco.
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Hoy se cumplen 50 años de este concierto. El primero de la banda más grande del mundo. Tuvo lugar en The Cavern, un modesto bar de Liverpool, demolido en 1975 y cuya réplica ahora se puede visitar hoy en día. Por supuesto, sólo puedo imaginar haber estado allí y escucharlos. Pero qué bien se siente.
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| Los Beatles, tal vez en 1961. El batería aún es Pete Best. |
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| Logotipo del Cavern, hoy mundialmente famoso. |
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