miércoles, 11 de agosto de 2010

El juego estúpido

Francamente ya me harta este juego estúpido en el que participan políticos y periodistas.  La tónica es la misma: ocurre un crimen execrable (de preferencia con un niño como víctima), la prensa sensacionalista que sufrimos pone el susudicho crimen en la agenda nacional, y no tardan los politicastros en salir al frente con soluciones radicales, verbigracia, pena de muerte para el delincuente, la misma prensa publica en portada el anuncio, y listo.

Ha ocurrido así siempre, ¿no se acuerdan de Alan García ofreciendo la pena de muerte para violadores en su campaña, e insistiendo con ello ya desde la presidencia? Fujimori también la planteó ante la ola de secuestros que hubo en los noventa.  Ahora, cuando una niña ha quedado cuadrapléjica a causa de unos asaltantes, se repite el juego estúpido.

Impresa
Candidata fujimorista y portada sensacionlista de Perú21
prestándose al juego estúpido
Sólo que esta vez la protagonista es ni más ni menos que Keiko Fujimori.  ¡Keiko! La hija y candidata del dictador ahora encarcelado por asesino y ladrón.  Ni los políticos ni la prensa le han hecho notar que su papito encaja en el tipo que ella quiere sancionar  -bueno, qué esperar de ellos-.

¿Por qué existe esta complicidad entre prensa y políticos para afirmar estupideces sin avergonzarse?  En el caso de Keiko yo parto de la tesis de que no es una imbécil. Ocurre sencillamente que es una candidata buscando votos.  Lo mismo que Alan en su campaña y Fujimori en la presidencia (que también estaba en campaña), de modo que quieren dar imagen de firmeza ante la población.  Y la prensa, pues vende su producto, escrito, radiado y televisado. De eso vive.

Así todos ganan, el político y la prensa.  Todos menos nosotros, claro, la gente, por lo menos los pensantes. En una sociedad más o menos civilizada, una propuesta así sería repudiada por otros políticos, por la prensa y aún por intelectuales, no tanto por razones filosóficas o legales (que la pena de muerte no tiene ninguna que la sostenga), sino por oportunista e idiota. Pero no somos esa sociedad, somos un pequeño país tercermundista con la mitad de su población apenas por encima de la línea que distingue a un analfabeto de aquel que no lo es.  Entonces, pedir la muerte para un violador es bien visto, compadecerse de una "mamita" es rentable.  Y es una pena.

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