sábado, 26 de mayo de 2012

Motocarros GP

A estas alturas todo el mundo sabe qué es un mototaxi, motocarro o motokar (así se escribe, se trata de una marca comercial). Estos vehículos ligeros (chasis de una moto lineal adosado a una carrocería para dos personas), creados a fines de los ochenta como una solución al transporte para las ciudades de la selva, se han popularizado y extendido por todo el país. No tardaron en llegar a Lima donde se convirtieron en transporte de gente muy pobre, de barriadas y asentamientos humanos, incluso por debajo de la 'combi'; de allí que recibieran el horrible y despectivo nombre de 'taxicholo'. La falta de regulación y de autoridad ha hecho que allí proliferen y que subirse a uno sea un auténtico riesgo, un peligro para la integridad de uno: se usan para trayectos largos, hacen taxi, colectivo y movilidad escolar, exceden su capacidad de dos pasajeros (suben hasta 9, dice la prensa), corren mucho y se estrellan mucho más. Todos los días muere alguien en un 'taxicholo'. Pero ese es problema de Lima.

En la selva siguen siendo el medio de transporte público por excelencia. Son baratos, económicos y relativamente seguros (acá sí, dada la baja cantidad de autos en beneficio de las motos lineales, la costumbre de circular a baja velocidad, la práctica inexistencia de buses urbanos y el tránsito de camiones restringidos a ciertas calles).Por un sol y medio vas a cualquier lugar. Y como es barato, casi no tiene los usos que en Lima.

Su proliferación en la selva ha hecho que su uso se diversifique, y que a los clásicos motocarros de pasajeros haya que sumar ahora los que de transmisión de cardán (para caminos difíciles) y los de 'trabajo' (con tolva, chasis reforzado y suspensión de ballestas), cuya capacidad de carga excede largamente la capacidad del motor de 125 cc. Pero también, y este es motivo del post, los motocarros de carrera.

¿Qué? Pues como lo oyen, o como lo leen, mejor dicho. Caminando por la ciudad he visto un taller donde los fabrican; es decir, donde los adaptan: quitan la carrocería en beneficio de otra más ligera, retiran lo que no es indispensables para el funcionamiento (luces, velocímetro, odómetro, controles del timón, adornos, algunos cables, tubo de escape), cambian asiento, tanque de combustible y batería por unos más pequeños y ligeros, acortan la transmisión y quitan el freno delantero (!).

El resultado es un vehículo más rápido, pero también más ligero, frágil e inestable. Es decir, perfecto para matarte. De hecho, el año pasado se mató un competidor cuando volcó su vehículo mientras practicaba. "No pues amigo, para hacer carrera hay que saber", me dice uno de ellos, "además van con casco". Sólo que los cascos no son tales, son imitaciones que con un golpe se parten lo mismo que tu cabeza, como si usaras un balde de pintura.

Los motocarros de carrera se preparan para la fiesta de San Juan, dentro de un mes. "Tenemos bastantes pedidos, por eso ya empezamos". Convertir un vehículo normal a uno de carreras sale por unos S/. 500, y el premio de la carrera asciende a S/. 2000.

Más o menos lo mismo que un entierro en el cementerio público.




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