Y como quiera que ya iba siendo hora de que los reflectores dejen de iluminar el Colca y apunten a la noviecita, yo aplaudo que la Fiscalía haya tomado cartas en el asunto, pues sabido es que en los casos de desaparecidos misteriosamente, quien ve al no habido por ultima vez es el primer sospechoso y –por lo general- también el homicida.
A ello abona la conducta de la tal noviecita: no se le ve la angustia de quien ha perdido un ser querido y espera encontrarlo. No. Más bien tiene una sonrisa estúpida en la cara, como si todo fuera divertido, y montó todo ese show de “buscar” al desaparecido y dar pistas que no llevan a ningún lugar. Yo, la verdad, no creo nada de lo que dice, menos aún si su versión de la aventura ya ha cambiado tres veces.
Ojalá que también la prensa cambie el tono del asunto –porque ya cansa la telenovela- y se dedique a investigar en serio cómo es que un hombre sencillamente desaparece de la faz de la tierra y la mujer que le acompañaba no sabe nada.
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