La semana pasada ha estado marcada por el famosísimo rescate a los 33 mineros chilenos. He de reconocer que también yo he estado atento a la tele para ver a los últimos mineros salir de su prisión subterránea. Bien por ellos, realmente es un logro extraordinario haberlos sacado vivos y bien de allí. Y eso me lleva a una pregunta que no he visto en ningún diario: ¿y si hubiera ocurrido aquí?
Chile tiene una de las legislaciones más duras respecto a la seguridad minera, y el presidente Piñera ha prometido endurecerlas aún más, en un esfuerzo para evitar que accidentes se repitan en el futuro. ¿Y aquí?
Se puede decir que no tenemos minas de esa profundidad, pero lo cierto es que estamos muy lejos de los chilenos. Nuestros estándares son laxos (en junio nomás unos 400 barriles de petróleo acabaron en el río Huallaga, y no he visto a nadie sancionado por ello), nuestras multas, irrisoriamente bajas con respecto a los estándares mundiales (Chinalco ha preferido pagar una multa por no pasar a sus trabajadores a planilla, porque era más barata que la planilla). Y nuestra Marina de Guerra no tiene la capacidad técnica de diseñar y construir en tan poco tiempo una cápsula similar a las Fénix de la Armada de Chile. La solidaridad de nuestra sociedad sin duda sería igual o mayor a la chilena, pero ¿sería bien utilizada?, ¿no están procesados muchos funcionarios que se apropiaron de las donaciones para los perjudicados por el terremoto de Pisco?
En fin, para qué seguir haciendo comparaciones que van a probar la desventaja en que estamos. De veras Chile nos lleva una ventaja enorme, muchos más que los 20 años que dicen los economistas. Bien por los chilenos y sus 33 nuevos héroes. Para nosotros, interrogantes.
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