Captura de pantalla de El Comercio, el 21 de febrero, hecha por mí |
Noticia aparecida en la versión electrónica de El Comercio. El titular dice "Murió Lay Fun: ícono de Policía Canina falleció a los 13 años". A continuación el texto:
"El famoso perro Lay Fun, que tras asesinar a un delincuente fue adoptado por la policía y se convirtió en ícono de esta, [...]"
"El can, de raza rottweiler, se hizo famoso en 2006 cuando defendió la cochera que cuidaba, luego que un delincuente ingresara a robar los autos [...]"
Imagen con el texto ampliado, hecha por mí. |
Segundo, el ícono: ¿Lay Fun era un ícono? ¿No era perro? Si sabrán qué es un ícono en la redacción de El Comercio. Sí, ya sé que me dirán que el perro era famoso por causar la muerte de un delincuente, pero hay formas apropiadas para narrar ese hecho. Ser famoso no es ser ícono. Un ícono (o icono) es una representación religiosa, pintada o tallada; por extensión, también es un signo que se asemeja a lo que representa y ahora en tiempos de informática un ícono también es la representación de un programa de computación. Un ícono secular de Lay Fun puede ser, por ejemplo, una medallita con su imagen. Pero el perro no es el ícono.
Tercero y último, pero no menos importante, un error bastante común: ignorancia del uso de locuciones. El redactor escribió: "[...] luego que un delincuente ingresara". Pero "luego que" es una locución conjuntiva que significa "así que". La forma correcta de expresar que el ladrón fue mordido en momento posterior a su ingreso a la cochera es usar "luego de", que es una locución preposicional que significa "con posterioridad en el tiempo", quedando así: "[...] luego de que un delincuente ingresara".
¿Y por qué me sacan de quicio estos errores? Porque un periódico, más si se autodenomina "el Decano", está obligado a escribir bien -no puede ser que tengan tres errores gruesos en tres líneas-, no sólo porque el escribir bien es consustancial al oficio de periodista sino porque miles de personas leen esas burradas que escriben y asumen tácitamente que está bien escrito, con lo que lejos de ayudar a la gente a mejorar, colaboran en fomentar el mal uso de la lengua, la gramática y la ortografía. Para no hablar ya de su imagen como marca. Yo, por lo menos, hace años dejé de ser suscriptor de El Comercio.
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