Vaya un viejo para terco. ¡Y vinagrillo! Ay, si cuando digo que para renegar, llamen a Julio Reátegui.
Pero es que así eres, pues, qué se le va a hacer. Sacas de quicio, sí, pero también eres querendón y buena gente, buen tipo. Y es raro que se conjuguen estos rasgos en una misma persona, pero ya ves, hay un tipo por ahí que anhela ser como tú, al que le gustaría homenajearte hoy por tu cumpleaños. Pero para homenajear a otro hay que estar uno mismo a la altura del homenajeado, porque sino no es homenaje, es lamida de culo, es sobonería; sólo hay homenaje entre iguales en honorabilidad y respeto, no del inferior al superior.
Por eso no me siento en capacidad de homenajearte en tu cumpleaños, papá, porque me siento chiquito, me faltan como mil años para estar a tu altura, me falta pasar lo que tú pasaste, hacer lo que hiciste, y ver la vida hacia atrás para estar iguales.
Por eso quiero que me esperes, papá, quiero que me veas dentro de mil años para que sepas que mi anhelo de ser como tú se cumple a rajatabla, entonces sí que te podré homenajear como mereces por tu vida papá, por mi vida. Hasta entonces, cada 28 de abril, feliz cumpleaños, Papaito.
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