El terremoto y posterior tsunami en Japón nos debería dejar mejores lecciones. Su infraestructura de avanzada y la alta preparación de su población para afrontar estas situaciones no ha sido suficiente en esta ocasión. A esta hora ya van unos 4,500 muertos.
Perú recibió también olas de ese tsunami, bastante amainadas, cierto, pero suficientes para barrer caletas, hundir chalanas en San Andrés e inundar casas. Y eso que tuvimos 18 horas de anticipación. ¿Y si la ola llegara en 15 minutos? Ocurrió en Pisco, ocurrió en Chile, ocurrió en Japón... y no aprendemos en cabeza ajena. No sabemos prevenir; no es cuestión de si va a pasar o no, sino cuándo. Un día tendremos nuestro terremoto y el consecuente tsunami. ¿Cuántos muertos vamos a contar?
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