En la búsqueda de uno mismo se pueden encontrar miles de caminos. Yo sé que nunca me he buscado, no puedo decir que en cierto punto de mi vida me he detenido y pensado qué va a ser de mí, sino que siempre he decidido sobre la marcha, o me he dejado llevar por los acontecimientos hasta encontrar la ruta, y seguirla. Y ha sido así porque nunca he sentido tal necesidad, la de "buscarme". O mejor dicho, siempre tuve claro lo que soy, donde estoy, y cómo actuar ante la adversidad.
Por eso no entiendo expresiones como “necesito encontrarme” o “quiero pensar en mí”. Si hay que tomar una decisión, la tomas y ya. Si hay que elegir, eliges de una vez, aunque sea con los ojos cerrados. Yo creo que el tiro de las cosas no está en pensar mucho qué decisión tomar, sino tomarla en el momento adecuado, si entendemos por adecuado el instante en que se presenta la disyuntiva. Porque la duda es fatal. Y a veces, hay decisiones que se toman para exaltar la duda. Siempre tendrás dos caminos en la vida, pero ninguno es el bueno en perjuicio del otro, que sería el malo. Por los dos llegarás a un destino, en ambos habrán recodos con áspides escondidos, pero también oportunidades, personas, lugares, y también la posibilidad de desandar lo avanzado y tomar el otro.
En la búsqueda incesante de uno mismo tienes que confiar. ¿Confiar en quién? En ti mismo, por supuesto, en tu inteligencia que te hará mejor y en tu propio amor que te abrirá todas las puertas. Eso creo yo.
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