martes, 4 de mayo de 2010

Lectura: El sueño de Inocencio

Yo no suelo comprar libros por impulso; menos los libros que rematan los supermercados, y las veces que lo he hecho me he dado un chasco. No obstante ello, mientras hacía las compras en el supermercado, me topé con un libro de Gerardo Laveaga, titulado "El sueño de Inocencio".

Yo sabía que Inocencio III es considerado el papa más grande de la historia. En verdad, gracias a él la iglesia católica es lo que es; él la convirtió en LA IGLESIA, la única y verdadera, apartándola definitivamente de todo el resto de sectas que conformaban el cristianismo en sus inicios, y de la que la ella era una más, y ni siquiera la más importante. Para lograr tal hazaña no bastaba con predicar, había que eliminar al resto de iglesias, es decir, a la competencia. Y cuando se trataba de eliminar, Inocencio III no anduvo con pies de plomo: no sólo asesinaba a los herejes (es decir, a los herejes según él), sino a cuanto se le ponía en el camino, sea un hombre o una ciudad entera, y lo hacía de las maneras más crueles imaginables, para que cunda el ejemplo.

Y esa es a primera razón que tuve para comprar el libro: la biografía de Inocencio III debe ser apasionante. La segunda razón era que necesitaba una lectura ligera para descansar de la magnífica Historia de la República del Perú, de Jorge Basadre, y retomarla con nuevos bríos. Y la tercera, pues el precio: apenas 9 soles.

Trátase de una novela histórica -y ahí el primer chasco: yo creí que era biografía- que narra el ascenso de Lotario de Segni hasta el papado, con el nombra de Inocencio III, su papado y muerte.

El segundo chasco que me llevé fue descubrir el personaje de Inocencio: se esfuerza el autor en construir un joven Lotario frío y calculador y, ya convertido en papa, apasionado por lograr su gran objetivo -el reinado absoluto de la iglesia católica- y al mismo tiempo abrumado por la responsabilidad que carga, pero resulta en un personaje vacío, soso, sin fondo. Me parece que la novela también fracasa en retratar la época en que Lotario / Inocencio III vivió (años 1161-1216), y a ello contribuye, opino, el lenguaje que Laveaga pone en boca de sus personajes, más propio de estos tiempos que de la Europa medieval.

En una novela histórica existe la enorme dificultad de que el lector ya conoce el final. Por eso la virtud de una trama de esta naturaleza está en el contenido del libro más que en el desenlace. Y en "El sueño de Inocencio" se nota casi desde el primer capítulo que el autor no tiene recursos bastantes para atrapar al lector, para llevarlo por intrincados caminos de la ambición de poder, para hacer nacer un sentimiento en el lector hacia el personaje, fascinante por lo demás. Así, el libro es una obra trunca, mal hecha, malograda.

Bueno, eso me pasa por comprar un libro por razones ajenas al legítimo interés, a la curiosidad, al ánimo de aprender, impulso -ya sé-, y lo leí nada más para poder decir con fundamento que no me gustó en lo absoluto. Quien quiera el libro, nada más avíseme, que yo le regalo el mío. Eso sí, corren con los gastos de envío porque yo no pienso gastar ni un sol más en él.


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