Mejor que leer un buen libro es releer un buen libro. De pronto me dieron ganas de disfrutar la pluma inigualable de Jorge Amado, acaso el más grande escritor brasileño, y busqué en mis atesorados libros.
Volví a disfrutar con la historia de amor de Nacib y Gabriela, de la vida en Ilhéus, del poder de los coroneles del cacao, de los personajes inolvidables: Mundinho Falçao, Juan Fulgencio, el Capitán y el Doctor, Ño Gallo; de la belleza y gracia de sus mujeres, entre las que destaca nítidamente Gabriela.
Jorge Amado nos hace estar en ese Ilhéus de 1925, donde se operan grandes cambios debido a la abundante riqueza que da el cacao, y presenciamos la decadencia de los Bastos, la familia que por mucho tiempo dominó los destinos de la región, y la ascención de Mundinho Falçao, representante de una nueva generación decidida a dejar de lado los modos violentos y la manera autoritaria de gobernar de los coroneles del cacao.
Obra deliciosa, entretenida y divertida como pocas; uno termina con la sensación de que ha visto y asistido a la historia ahí contada, como si hubiera sido uno de los parroquianos del Vesubio, sin reparar que todo se lo debemos a la inmensa maestría del gran escritor brasilero que con esta novela, una verdadera obra maestra, no sólo nos muestra el alma bahiana, sino nos hace descubrir en cada uno de sus personajes un matiz de nuestra propia alma. Y eso lo hace un gran escritor.
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