Por estos días soportamos las elevadas temperaturas propias de la ciudad en esta época del año. Nada hay más acogedor y placentero que disfrutar de la sombra de un árbol. El problema es que entre mis paisanos cunde la imbecilidad y la creencia de que un árbol estorba.
Un ejemplo de esta imbecilidad ha ocurrido hace dos días en la calle Raymondi. Quizá la Municipalidad, quizá Elecro Ucayali (da igual, en esto de la estulticia va parejos), ha ordenado talado tres árboles para dar preferencia a los cables que van por arriba.
Como digo, imbéciles.
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