viernes, 22 de agosto de 2014

¿La tumba de Alejandro? Va a ser que no


Alejandro Magno, detalle del mosaico de la Casa del Fauno, Pompeya
En El Comercio de hoy (edición electrónica) hay una noticia que se titula "La tumba en Grecia que podría ser la de Alejandro Magno". Se trata -como es costumbre de este diario- de una nota sensacionalista sin ningún fundamento.

Encontrar el mausoleo de Alejandro Magno es el sueño dorado de cualquier arqueólogo. Pero la tumba se perdió ya en la antigüedad.

¿Y qué encontraron entonces? Pues una tumba muy bien conservada en la que fuera la ciudad de Anfípolis, en el norte de la actual Grecia. Para comenzar, es más grande que la tumba de Filipo II (padre de Alejandro, que hubiera sido el más grande general de la antigüedad si no hubiera sido por la genialidad de su hijo), lo que da una idea de la importancia del personaje que la edificó, y como data aproximadamente de la época en que murió Alejandro (323 a. C.), es suficiente para que algún ignorante escriba en El Comercio que "podría ser la de Alejandro Magno".

Alejandro Magno murió en Babilonia, presa de fiebres y dolores reumáticos que acabaron con él en pocos días. No conocemos la causa, solo podemos conjeturar algunas hipótesis que se basan tanto en la descripción de los síntomas que hizo su médico como en las actividades del gran rey antes de caer enfermo: estaba supervisando trabajos de los canales para drenar el agua de Babilonia.

Tras su muerte, sus generales sólo permanecieron de acuerdo poco tiempo y el imperio fue repartido. A Ptolomeo le tocó Egipto, se convirtió en Faraón, y para dar legitimidad a su nuevo reinado desvió la momia de Alejandro de su ruta a Macedonia, y le erigió una tumba en Menfis, entonces la capital.

Luego Ptolomeo II mandó edificar un mausoleo en Alejandría, y trasladó allí el cuerpo de Alejando en su magnífico sarcófago de oro. Ptolomeo IV Filópator, hacia 215 a. C, reformó el mausoleo, que fue el templo más sagrado y famoso de la Antigüedad: Alejandro Magno era venerado como una divinidad. No hace falta decir que el mausoleo-templo era de una belleza y riqueza indescriptibles, y su culto estaba muy enraizado en las gentes.

Allí acudieron a visitarlo Cayo Julio César, Augusto y tantos otros emperadores romanos. El último fue Caracalla, en 215 de nuestra era, 538 años después de la muerte del gran macedonio.

Pero ya estamos en el siglo III, Roma se descompone inexorablemente y Alejandría no escapa de las luchas fraticidas: los emperadores Aureliano y Diocleciano, cada uno a su tiempo, arrasaron la ciudad. La naturaleza también colaboró, hubo un terremoto devastador y un tsunami, en 365. Pero al parecer la tumba de Alejandro, gracias al culto del pueblo, no se perdió en estos tiempos convulsos.

El punto final fue la ascensión del cristianismo como religión del imperio. Hacia el siglo IV eran comunes los ataques y la destrucción de los templos paganos. El emperador Teodosio (reinó entre 379 y 395) todavía tuvo noticia de la tumba de Alejandro y de su culto, pero era cristiano, aquello era intolerable, y dictó normas para evitarlo.

Es en esta época, bajo el principado de Teodosio, donde se pierde la momia. ¿Cómo? Nadie lo sabe. ¿Cuándo? Lo ignoramos. Lo cierto es que a fines del siglo IV, Juan de Antioquía (muerto en 406) dice que los paganos de Alejandría no saben dónde está la tumba de Alejandro. En el siglo V, Teodoreto de Ciro (muerto en 466) escribió que la tumba de Alejandro estaba perdida.

Desde entonces han habido historias y versiones de que la tumba de Alejandro estaría en la mezquita Atarina, en la Basílica de San Marcos (Venecia) o en el mausoleo de Anfípolis. Pero son eso, historias, cuentos, leyendas, mentiras. La momia de Alejandro fue llevada a Egipto y allí se perdió, unos 700 años después.

¿Y de quién es entonces la tumba de Anfípolis? Pues cuando lleguen al sepulcro (sí, todavía no llegan al sepulcro y los burros de El Comercio ya dicen que "podría ser de Alejandro") y hagan los estudios adecuados lo sabremos. Si es que hay alguien, claro.

jueves, 21 de agosto de 2014

Maca y chinos

(Foto, RPP)
Hace unos días la prensa ha denunciado un caso de "biopiratería" de maca. Según la prensa y la Asociación de Exportadores, ciudadanos chinos han comprado en Junín prácticamente toda la producción de maca que se cosechará en dos semanas para llevarla a China, sembrarla y patentarla allá. Y nosotros, pobrecitos, somos víctimas.

Entonces comenzó el circo de siempre. Tres ministros serán citados al Congreso a dar explicaciones, se arma el tole tole contra semejante robo y toda esa basura de siempre.

¿Y cuál es el problema en el fondo? Es que los intermediarios se han quedado sin maca.

Les explico: hay gente que compraba esa maca a precio de risa para transportarla a Lima y venderla allá para su procesamiento y exportación. Pero esta vez llegaron los chinos, pagaron un muy buen precio por adelantado y los campesinos -como es lógico. venden a quien paga más. Libre mercado.

Toda la historia de la biopiratería es parte del bulto.

Para que vean, los acopiadores peruanos pagan unos 7 soles por kilo de maca; los chinos la compraron a 30 soles. Si tú fueras campesino, ¿a quién le venderías?

Así está la cosa. No hay delito ni pecado en esa compra. Que la procesen o pretendan sacarla del país es otra cosa, otro tema, y el Estado debe cumplir su rol en cuanto a ello (además que no ha de ser fácil sacar 2000 toneladas de maca, o de cualquier otra cosa, sin que nadie se dé cuenta, digo yo), pero que el director de Prom-Perú en Junín, Aldo Palomino, "denuncie" que los chinos "pagan más" o que en el Congreso citen a tres ministros para "explicar" el tema es un contrasentido, o directamente ridículo.

Yo comprendo que ADEX defienda a sus integrantes, para eso se asocian, pero no podemos tolerar que funcionarios utilicen medias verdades para proteger a acopiadores e intermediarios que quieren mantener artificialmente el statu quo en el precio de la maca, sirviéndose del Estado. Si quieren comprar la producción, compitan con mejores precios, beneficien al campesino con una mejor oferta, hagan algo según el mercado, pero no me vengan con cuentos de biopiraterías y robos que -al menos hasta hoy-, nadie ha probado ni verificado. Y eso que el Gobierno Chino no toma, que se sepa, cartas en el asunto.

(Y por si acaso, en China cultivan tres veces más maca que en Perú, para que se hagan una idea del disparate que denuncian).



Buscar este blog