El 10 de diciembre la versión electrónica de El Comercio informaba que un hombre ebrio fue atropellado en la Vía Expresa y nadie le ayudaba. Una ciudadana lo había denunciado. Dejemos de lado el hecho de que no debía estar allí, su borrachera nos exime de esa parte.
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Foto de Karen Avilez, tomada de El Comercio. |
El caso llama la atención porque lo usual sería observar muestras de solidaridad de parte de la gente, no indiferencia ante la tragedia ajena. Pero todo tiene una razón (o varias) y en este caso más todavía; imaginemos que vas conduciendo, ves al atropellado y te detuvieras a ayudar, ¿qué pasaría? Ciertamente te meterías en líos porque la Policía te considerará el autor del atropello. Y como el atropellado está borracho, lo más probable es que diga que, en efecto, fuiste tú. Y ahí te friegas porque entre manifestaciones policiales y fiscales perderás tu día, la paciencia y dinero (tendrás que pagar tu propio examen etílico y -¡ejem!- un abogado). Es decir, de estar circulando tranquilo por la ciudad te convertirás gratis en un sospechoso, un protocriminal, en objeto de investigaciones, interrogatorios, pedidos de propina de policías corruptos (o sea, casi todos). Ah, y tendrás que usar taxis por un tiempo, porque mientras te investigan tu auto estará retenido en la Comisaría.
Entonces, todos los que pasaron por allí y vieron al infeliz tirado allí deben haber pensado así:
- Seguro es una trampa para asaltarme. La inseguridad ha hecho que ser buen samaritano sea lo mismo que ser cojudo y no, pues, nadie está para que le roben el auto.
- Si de veras fuera atropellado, no quiero problemas con la Policía.
¿Se puede culpar a quienes no se detuvieron de indiferencia? Yo creo que no. Vistos los pros y contras, tiene mucho sentido que nadie se detuviera. Nuestro sistema es así, castiga al que ayuda, al que se involucra; mientras al otro, al autor anónimo del atropello, no le pasará nada porque nunca le encontrarán. Entonces, lo que hemos visto en este caso es lo que somos, es el resultado de nosotros mismos como sociedad, es lo que hemos sembrado. ¿Podemos hacer algo para cambiar esto?
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